Notas de un director general: Saber cuándo cambiar de dirección
Los directores generales tienen muchas responsabilidades. Una de ellas es analizar, considerar y luego establecer una dirección clara para toda la empresa. Donde él o ella dirija, otros le seguirán. En función de la dirección elegida, la empresa desarrollará determinados productos, abordará diferentes mercados y contratará a personas concretas.
El problema es que el mundo siempre está cambiando y ceñirse a un solo camino no siempre es lo mejor. Por el contrario, cambiar constantemente de dirección provocará algo más que un mareo corporativo. Será tan ineficaz y el director general perderá tanta credibilidad, que simplemente no es sostenible.
Entonces, ¿qué hace el director general cuando le preocupa el rumbo actual de la empresa?
1. Los hechos de la cara
El único punto de partida es comprender la realidad de la situación. No tiene sentido seguir por el mismo camino por terquedad, miedo u optimismo. Es el momento de reunir todas las pruebas y todos los hechos posibles.
Una vez reunidos, la tentación es hacer que los hechos se ajusten a un resultado deseado. Sin embargo, lo mejor es adoptar un enfoque analítico. A menudo es útil incluir a algunas personas de confianza y capacitadas en esta tarea, animándolas a hablar libremente (¡incluso si contradice el statu quo!).
2. Explorar alternativas
Si, después de un análisis objetivo, usted, como director general, cree que es necesario un cambio, debe abstenerse de una reacción instintiva. En este punto, es el momento de explorar las alternativas, por muy descabelladas que parezcan al principio.
Estas pueden incluir cualquier cosa, desde esperar un tiempo para ver si las cosas cambian de nuevo (como pueden hacerlo), hasta un suave empujón en el timón, pasando por un programa de cambio drástico y total.
Se sentirá como si el tiempo fuera esencial, y ciertamente este proceso tiene límites de tiempo, pero es importante no apresurarse. Es fundamental ser tan considerado como cuando estableció la estrategia y la dirección originales.
3. Cambiar de dirección
Tras haber deliberado, explorado y probado diferentes opciones (con colegas de confianza), ha llegado el momento de cambiar de dirección. Al igual que con el plan original, hay que establecer, y comunicar:
- por qué es necesario el cambio
- cuál es el cambio
- cómo se producirá el cambio
- cuáles son los hitos
- lo que significa para la empresa
- lo que significa para los individuos
- por qué confía en este nuevo plan.
Incluso más que con el plan original, las personas pueden sentirse desde aliviadas (porque vieron que el plan original no funcionaba) hasta nerviosas (por el cambio) y temerosas (por sus puestos de trabajo y el bienestar de la empresa). Esto significa que el director general tendrá que invertir mucho tiempo y esfuerzo en explicar y tranquilizar tanto a los individuos como a los grupos.
Además, el director general no sólo tiene que explicar y tranquilizar a los empleados. Los accionistas, los clientes y los proveedores estarán ansiosos por saber si el director general y el nuevo plan son creíbles y merecen su apoyo.
Si todo esto le parece desalentador, debería asegurarse de que la alternativa de ceñirse a un mal plan será aún peor. Hay más de un camino hacia el éxito, y los mejores directores generales son hábiles navegantes de las siempre cambiantes aguas económicas.