Lecciones del atletismo que se aplican al espíritu empresarial
El éxito de la actividad empresarial depende de la mentalidad y de mucha suerte. Sobre todo cuando se está empezando. Incluso con el mentor más inteligente a tu lado, nunca hay garantía de que el mercado vaya a querer lo que ofreces. Es una apuesta en el mejor de los casos, para ser franco.
Lo bueno de la suerte es que tu mentalidad te llevará a menudo hasta su puerta. La mentalidad, como le dirán todos los empresarios de éxito, es la clave para ganar en este juego. Ser un empresario de éxito requiere la misma perspectiva de supervivencia, el mismo instinto de supervivencia que se necesita para tener éxito en un campo de fútbol americano lleno de linebackers de 1,90 metros o en cualquier otro deporte en el que tengas que usar tu cerebro para mantenerte vivo y marcar puntos.
El post de hoy trata sobre la combinación de la mentalidad deportiva y el espíritu empresarial. Te explicamos cómo unir estas dos disciplinas aparentemente opuestas para ganar.
1. Resuelve no dudar nunca.
La vacilación está bien si no se debe al miedo a lo desconocido o a la falta de confianza. Un luchador puede dudar en lanzarse a por una doble pierna sobre su oponente si éste tiene un gancho por debajo. Eso es inteligente porque las posibilidades de completar ese derribo con éxito sin ser arrojado a la espalda son casi nulas. Sin embargo, cuando lo hacen, no dudan porque pierden el elemento sorpresa en el momento en que su oponente les ve caer.
Lo mismo ocurre en los negocios. No puedes vender un servicio a un cliente si estás indeciso o inseguro, no tendrán confianza en lo que vendes o en tu capacidad para cumplir. Lo mismo ocurre cuando un competidor te ve dudar: aprovechará cualquier oportunidad que le des.
2. Reconoce tus límites y mantente dentro de ellos.
Si un deportista no conoce sus límites en cualquier disciplina, es probable que se lesione. Si un boxeador ortodoxo tradicional intenta boxear como un púgil no ortodoxo sin haber practicado mucho esa disciplina, va a ser noqueado mientras lucha contra un enemigo igual de hábil. Si un jugador de hockey permaneciera en el hielo más allá de su turno, se cansaría y se lesionaría y/o daría al equipo contrario la oportunidad de defenderse o marcar mejor de lo que lo habría hecho.
Eso no quiere decir que no puedas experimentar y cambiar tus límites con el tiempo. Simplemente no se puede ir al extremo sin entender que las consecuencias son algo seguro y no sólo una posibilidad. Si te excedes en cada pedido que haces a un cliente, éste esperará siempre el mismo resultado. Se sobrecargará de trabajo a sí mismo y a su personal y, finalmente, los costes laborales superarán los beneficios. Supera las expectativas del cliente ofreciendo un producto o servicio superior al de la competencia, sin sobrepasar tus limitaciones, las de tu personal y las del negocio en general.
3. Ser un buen deportista
Odiar a la competencia en los negocios no hace más que alejarlos de tu círculo y mostrar al público que no eres tan amable como puedes parecer cuando intentas venderles algo. Anímate a hacerlo mejor sin tratar de rebajarles. Utiliza el talento en lugar de la fuerza bruta y las palabras mezquinas. Como dice el viejo refrán: «Atraerás más abejas con miel que con vinagre». Nunca se sabe cuándo llegará la oportunidad en la que puedan ayudarte de alguna manera: ¿por qué quemar puentes y quedar como alguien falto de escrúpulos?
De hecho, el deporte se relaciona con el espíritu empresarial. Hay muchas otras correlaciones que se pueden hacer, y que los empresarios hambrientos pueden utilizar para asegurar el éxito en el futuro.
¿Se le ocurre alguna de la cabeza?