Los riesgos de ser autónomo (y cómo mitigarlos)
Para muchos, ser autónomo es una seguridad laboral. No tener que depender de nadie más para obtener un cheque de pago significa que a veces es un esfuerzo, pero la libertad no tiene precio. Sin embargo, ser autónomo conlleva un conjunto único de riesgos.
Por ejemplo, es tentador ser despreocupado respecto a dónde almacena su equipo y a quién deja entrar en su casa. Además, hay leyes que todo autónomo debe cumplir al pie de la letra. Ignorar estas leyes, o no tenerlas en cuenta, es quizá el mayor riesgo de todos.
Algunos autónomos optan por un seguro de empresa, pero eso sólo le cubre después de un siniestro. Necesitas estrategias sencillas para reducir tu riesgo potencial antes de que ocurra algo.
Como trabajador autónomo, a continuación se exponen algunos de los riesgos específicos a los que puede enfrentarse y lo que puede hacer para mitigarlos:
1. Robo de su propiedad
Probablemente utilices el mismo portátil para tus negocios que para tus actividades personales. Sin embargo, si te roban el portátil, el riesgo de pérdida se duplica. Si trabajas desde un cibercafé y tienes que hacer recados, considera la posibilidad de dejar el portátil en casa primero. Te resultará incómodo llevarlo a todas partes, y puedes tener la tentación de dejarlo en el coche. Dejar el portátil en el coche lo hace más vulnerable a los robos.
Además, cuando invites a gente nueva a tu casa para pasar un rato personal, evita enseñarles tu oficina, sobre todo si tienes equipos caros a la vista. No des a nadie ningún motivo para que tenga la tentación de robar tu propiedad.
2. Daños en la vivienda
Cuando uno trabaja por cuenta propia, la forma en que cuida su casa puede afectar directamente a su negocio. Esto es especialmente cierto cuando trabajas desde tu casa y dependes de la electricidad, los electrodomésticos, la fontanería y el teléfono para pasar el día.
Mitigar el riesgo de daños materiales mediante una preparación básica es fácil. Programe un mantenimiento regular, cuide sus tuberías y, si vive en una zona propensa a la climatología adversa, haga todas las modificaciones necesarias.
Por ejemplo, estar preparado para las tormentas, especialmente durante la temporada de tormentas, mitiga el riesgo de pérdidas. La forma más importante de prepararse para una tormenta es con protectores de sobretensión. Los protectores de sobretensión pequeños son importantes, pero se necesita un protector de sobretensión para toda la casa. Es necesario desviar el exceso de corriente desde la raíz, o puede acabar con aparatos fritos que costarán miles de dólares en reemplazar.
Según J&W Heating and Air, el promedio de reclamaciones de seguros por daños por sobrecarga eléctrica es de 4.329 dólares. Eso parece mucho dinero para una subida de tensión, pero es una situación grave. Los electrodomésticos grandes, como los refrigeradores y los sistemas de calefacción y aire acondicionado, son susceptibles de sufrir daños durante una subida de tensión, y no son baratos de reemplazar.
3. Trabajar con contratistas
Siempre que trabajes con contratistas, asegúrate de que lo que les pides que hagan entra dentro de la definición legal de contratista y no de empleado. Antes de permitirles trabajar, obtén un W-9 para que puedas informar correctamente de tus pagos al IRS con su seguridad social o identificación de contribuyente.
La contratación de contratistas conlleva algunos riesgos. Por ejemplo, si los contratas por Internet, pueden desaparecer sin completar el proyecto. Puedes mitigar fácilmente este riesgo pagándoles sólo al finalizar el proyecto. Algunos profesionales del sector exigen un depósito del 50% por adelantado, así que asegúrate de tener un contrato firme antes de hacer ese depósito.
4. Ser un intermediario para los gastos de sus clientes
Declarar y pagar impuestos no es difícil, pero si no detallas los gastos, nunca debes adelantar dinero para las facturas de tus clientes. En algunos casos, esto puede considerarse cesión de ingresos y puede complicar tu situación fiscal.
Su cliente debe tener sus propias cuentas conectadas a sus propias tarjetas de crédito para pagar sus facturas recurrentes por servicios que usted no está proporcionando para ellos. Los servicios como el registro del nombre de dominio, el alojamiento y otras tarifas de servicios mensuales siempre deben facturarse directamente a su cliente, incluso si usted configura la cuenta por ellos.
Es difícil decir que no cuando un cliente quiere poner en marcha una cuenta inmediatamente y te ofrece enviarte un cheque de reembolso. Todo parece bastante inocente, hasta que recibes un 1099-MISC por correo y te das cuenta de que tienes que declarar sus pagos como ingresos, aunque no lo sean. Y entonces te das cuenta de que no puedes detallar tus gastos, y ahora tienes que pagar impuestos adicionales.
Mitigar – no huir del riesgo
Los riesgos son una parte inherente de la vida. No hay forma de evitar el riesgo. La única pregunta es ¿qué recompensas merecen la pena el riesgo?